El Duende Diego

La escuche de alguien que la escucho de alguien, tal vez es verídica, tal vez es falsa, lo cierto es que merece ser contada.
Dicen que por el Progreso existe una pequeña aldea llamada Sanarate esta situada a unas dos cuadras del río Motagua y tal vez por su hermeticidad lo que les cuento jamas se había escuchado antes.
Dicen que a media noche, nunca hay que meterse al río, pues es el tiempo de los seres mitológicos y si por algún motivo, se les  llega a interrumpir su baño nocturno, se molestan y su alma es perseguida para siempre.
Tantas veces que lo habían dicho los abuelos, tantas veces que se los había repetido su padre, pero nada es verdaderamente real, hasta que queda cicatriz.
El niño de la aldea que reto a la oscuridad, así se le recuerda, este al igual que todos los niños había escuchado la historia de los seres mitológicos del río Motagua, pero tal vez no se lo repitieron lo suficiente.
Una noche juro a la luz de la media luna, que el río Motagua conocería su audacia y así se encamino a la media noche al río, justo entrando al sendero sus pasos se hicieron mas lentos y el sonido de la corriente del  río se tornaba mas fuerte. El estaba decidido, llego a la orilla del río, observo con la luz de la luna y sus ojos se mostraron agradecidos de no ver a ningún ser extraño, introdujo sus pies descalzos muy lentamente, armado nada mas de una estaca de madera, quiso caminar hacia la otra orilla, pero sintió que algo lo jalaba de sus ropas, volteo sin deseos de ver y no vio nada -pudo ser la corriente- se dijo así mismo y siguió poniendo sus pies uno después del otro en la arena resbaladiza y justo cuando le faltaban unos cuantos paso para la orilla, escucho unos salpullidos y el agua fría del río como golpe en la espalda, no quiso voltear, pero acelero el paso casi corriendo para el otro lado, pero no fueron suficientes, sus pasos agigantados se hundían, como arena movediza su cuerpo fue desapareciendo, el no veía nada, asustado empezó a gritar, en la aldea escucharon sus gritos, los demás niños alarmaron a los adultos.
Se dice que cuando llegaron, vieron una pequeña sombra sentada en una piedra, los pequeños pies le colgaban y se mojaba las rodillas con unas pequeñas manos alargadas, cuando uno de los hombres grito, 
-quien es usted? la pequeña figurilla se introdujo al río y no se le volvió a ver jamas. 
Al siguiente día, buscaron al niño aventurero por toda la aldea, al medio día apareció, en lo profundo de una cueva a la orilla del río, fue un asombro, pues cuando lo encontraron colgaba solamente de un cabello y sus pies azules no tocaban el suelo, sus labios morados y su pupila era totalmente blanca. 
-Se ahogo- dijeron algunos, pero los mas valientes afirmaron, fue el Duende Diego, que se vengo por interrumpir su baño.








4 comentarios:

  1. Hola Maya, me encontré por casualidad con tu blog y me encantó esta historia que compartiste con nosotros. ¡Muchas gracias! Atte. Un aficionado escritor nocturno

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  2. Ola mayari la verdad estube metido en un problema una amiga me comento sobre don diego duende ,la verdad Esta para rrecomendar,saludos

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  3. investigare mas sobre el, me parece asombroso y muy interesante espero me ayude en mis necesidades

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