Idealistas de sueldo minimo

Me dijeron: “¿Te gustaría escribir algo acerca de los maestros?”  y me dije:  amo escribir y soy maestra de profesión, pero escribirle algo a los maestros, bueno como podría empezar; Buenos días ilustres educadores del mañana,  (no, eso ya esta muy trillado) buenos días mártires de la educación, ( no, eso es muy fuerte) que tal: buenos días queridos idealistas del sueldo mínimo. (no, creo que tampoco funcionaria)
Ciertamente cuando caminaba por los pasillos de la universidad Francisco Marroquín cursando mi profesorado en lengua y literatura, nunca pensé que la docencia tuviera tantas formas de educar.
Uno entra al salón de clases, donde es examinado de pies a cabeza, y no faltara algún curioso que preguntara, algo que tal vez uno no quisiera responder.
 “He leído los libros mas increíbles que los genios de la literatura hayan escrito, me he aprendido cada poema con una genialidad superior, he memorizado los clásicos como si fuera mi vida, y considero que seria una pena si ustedes estuvieran obligados a vivir sin ellos, por eso yo seré su profesora de lengua y literatura”
Hubiera sido increíble que yo iniciara así mi clase, pero la realidad fue otra, tenia yo 18 años cuando di mi primera clase, mis alumnos tenían 17 y sentía un pánico brutal.
A pesar de que estaba profesionalmente preparada para dar una clase de sociología o literatura no sabia como empezar, tenia a Freude trabado en la garganta y a Sor Juana Inés de la Cruz en la mirada, tenia el marxismo a punto de reventar y un neoliberalismo que congelaba mi cuerpo.  Al final de cuentas todos estos, filósofos, ideales políticos, teorías económicas, modos estilísticos, funciones del lenguaje, géneros literarios, épocas de la historia, todo eso se quedo rezagado en una parte de mi mente, y lo primero que pude decir  fue: Buenos días,  ¿Cual es su nombre?
Allí entendí realmente que mi trabajo no era para engrandecerme, o jactarme de mi conocimiento, si no de formarlos a ellos, de instruirlos a ellos, de venderles una idea que si tratan de conocerlo todo, pueden ser capaces de hacerlo todo.
Tengo alumnos brillantes, no por que tengan las mejores notas, si no por que lo cuestionan todo, y eso es el principio del conocimiento.
Considero que una de las glorias más grandes que pueden existir, es quedarse en la memoria de alguien, y cuando después de algunos años, me encuentro a algunos alumnos y me saludan emocionados,  con abrazos, contándome sus triunfos, tengo por seguro, que me he quedado en su memoria y en su corazón.
Queridos maestros, tal vez nosotros no seamos millonarias, nunca seamos reconocidos, tal vez no nos conozcan como los grandes genios de la época,  pero si hemos robado parte de la memoria y del corazón de alguno de nuestros alumnos,  señores y señoras, allí lo hemos ganado todo.
Me acusan de idealista, por que creo, es mas estoy segura que el modo en el que yo educo a mis alumnos puede hacer un cambio en la sociedad, les escribo como cincel en sus corazón, una cultura de no violencia, de integración cultural, de la no discriminación, de ser íntegros, y lo mas importante, que son capaces de todo.
No tengo miedo, de tener una vida donde no haya ningún reconocimiento, pero si puedo seguir educando el resto de mi vida, amando lo que hago, sin duda puedo decir que esa es una vida de triunfos.
Maestros, somos unas simples personas, somos idealistas, somos gente que toma su bus todos los días, que en nuestras bolsas tenemos libros, marcadores, exámenes sin calificar, somos aquellos que después de un día de trabajo necesitamos sentarnos y darle piedad a la suela de nuestros zapatos.
Y si a pesar de todo, al siguiente día  decidimos levantarnos, no por la paga de un sueldo, si no por la emoción de ver esas caritas  atentas todo lo que tenemos que decir.
Señores, en esta vida les puedo decir que estamos  haciendo algo muy bien.

El Maestro

Una vez conocí a un joven que tenia 83 años
su mirada era viva
tenia audacia en su lengua
y su cuerpo temblaba

Le pregunte: Dígame querido señor, ¿Como le hace usted, para tener unos ojos tan vivo y perceptibles al descubrimientos y un rostro que cuenta en cada arruga que ya lo ha visto todo? 
¿Como hace usted para tener una dualidad tan asombrosa?

El respondio mientras lentamente sostenía su mano derecha de la muñeca con su mano izquierda, a modo de hacer un trazo en un papel acuarela.
 -Queridisima jovenzuela, usted no sabe que yo vivo enamorado, y eso es literal, es el amor lo que me hace querer descubrir sus multiples manifestaciones cada mañana, encuentro en este una razon para reir, llorar, suspirar e incluso crear.  Jovencita yo soy pintor y me debo a los colores, mis ojos son los que descubren cada dia la belleza del mundo y se enamoran a diario de cosas tan sencillas como su sonrisa y aun que mi cuerpo asuma las consecuencias del tiempo, mi corazón querida señorita, mi corazón es el que nunca a dejado de latir.