Una vez tuve un enamorado de la bancada nacional, estuvo como un meses interesado en expropiar mis labios para deleite de los suyos, pero una vez me entere que era un pseudosocialista, decidí como toda buen idealista retadora del mal, vencedora del bien (casi nunca pero intento) , recurrí a el cese de negociaciones.
El como todo pseudosocialista frustrado, se convirtió en guerrillero de mi corazón y así estuvimos en el campo de batalla, yo con la resistencia el con el ataque, pasaron unos meses mas cuando alzó la bandera blanca en los áridos territorios de la resignación y me dijo:
"Mayari usted no sabe, que lo único que yo quería era hacerla feliz y le quiero decir, que el único medio para lograr dicho objetivo, era yo"
así termino esa historia de amor
entendí al fin, que un político no sabe amar
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