Me vi
abordada cuando me preguntaron ¿Quiénes son ustedes?
Entonces respondí:
Somos todos,
los míos son los que se despiertan antes que salga el sol.
Los que aunque caminen descalzos no conocen la escasees
Son los
niños que se levantan de madrugada y caminan kilómetros para llegar a la
escuela
Muchas veces
los míos no tienen la cara limpia, pero su corazón no tiene mancha
Los míos no conocen,
pero intentan
Los míos son
aquellos que los demás dicen, “los otros”
Los míos
responden a su identidad cultural y se les mira con desprecio
Los míos son
de corte y de caites
Los míos no viven
con rencor, pero respetan el pasado
Los míos
saben sonreír y su sonrisa es sobreviviente
Los míos no
critican, no alzan la voz, no discuten, pero saben luchar
Los míos han
permanecido por siglos, han sido rescatados y rescatadores
Los míos son
sobrevivientes y han estado en las buenas y en las malas
Los míos son
tristes, pero luchan por ser felices
Los míos
viven aquí y no anhelan estar allá
A los míos
los golpearon, pero su orgullo sigue en pie
Son los
presos, los exiliados, los rechazados
Los que han
aguantado golpes de palabras y permanecen
Ellos son
los míos y yo me debo a ellos, a los que dicen TODOS y no hacen fronteras, lingüísticas,
raciales, políticas o económicas.
Y al meditar
un poco más, ante esta pregunta tan faustosa la veo usted fijamente a los ojos
y le digo, usted, usted que marco con énfasis esa pregunta, para marcarme un parámetro
equivoco, a usted le digo, usted es de los míos.
Pues habla
de todos, pero es de todos.
No existe aquí
nadie que no pertenezca, solo algunos que no están dispuestos a aceptarlo.
Foto Carlos Ovalle