Intento leer pero las letras parecían patitas de mosca sin ningún
sentido lógico, allí decía “arpa” ella leyó “árbol”, entonces la oración no
contaba ninguna historia, no tenía sentido, se acercó el libro de cuentos de
nuevo y decidió intentarlo una vez más, reconocía algunas letras pero no todas,
se burlaban de ella se reían se cambiaban de lugar hacían una fiesta en su
presencia no las podía situar en un lugar, en una estación fija todas parecían
tener un lugar distinto entonces en donde decía.
"El ruiseñor cantaba una hermosa melodía" ella leía
"3i risueno canapa un bermosa molopia"
si las "p" las "d" las" h" y
las "b" eran las peores, adivinando intentaba seguir la oración, pretender
que la oración cobrara sentido pero no lo lograba, entonces se rendía y solo
observaba las imágenes y empezaba a inventar la historia conforme a las imágenes
y algunas veces cuando sus papas la observaban asumían que leía pero en
realidad inventaba cada palabra, nunca pidió ayuda pues suponía que esa deficiencia
era normal para los niños de su edad, en el colegio era más cuidadosa de copiar
exactamente las forma de las letras, que entender su significado y esos
malditos cuadernos de doble línea le hacían de cuadritos la vida.
Un día al entrar al salón de clases observo unos garabatos
gigantes en la pizarra su compañera la bella Anita le dijo que era letra de
carta, entonces empezaron todos a copiarlo en el maldito cuaderno de doble línea,
intento unas tres veces antes de romper la hoja de tanto borrar, hasta que en
su desesperación decidió golpear el cuaderno contra el pupitre a esta reacción
de desesperación (cuando sos insuficiente) Anita la bella decidió ayudarle y
pues en la niñez una ayuda es representada por un gestión de acción y no de educación
y fue así como la bella Anita termino la plana de la letra "a" en
carta.
Ya estaba en básicos y había pasado desapercibida ante estos
deficientes apuntes gracias a su magnífica forma de conocer las formas de las
palabras la “A” era un triángulo, la “b” un palito embarazado la “T” un árbol con
dos ramas y así sucesivamente con todo el abecedario, las pesadillas eran leer
algo en clase, le sudaban las manos, su cabello negro se percibía más negro
pues su piel se tornaba más blanca de
costumbre y sus mejías rojas como manzanas.
Entonces cuando en su ficha de promedio de 15 clases del currículo
gano 2 su padre decidió incluirla en un curso intensivo de lectura y escritura
dirigido por él, en el salón de su casa, su labor era copiar a diario dos capítulos
de la biblia a la perfección, lo hizo de esa manera hasta por dos años y dos
biblias.
Esto la ayudo, le dio concentración, constancia, paciencia, determinación,
logro al fin leer en voz alta aunque lento pero entendible encontró algunos
libros en el closet de su hermano mayor (totalmente nuevos de uso nulo) e indagaba cada letra, cada
palabra, cada oración cada párrafo y por fin entendía aunque era un triunfo, decidió
memorizar cada poema para no intentar volverlo a leer.
De Bequer
memorizo
Los suspiros
son aire y van al aire.
Las lágrimas
son agua y van al mar,
Dime mujer,
cuando el amor se olvida,
¿Sabes a donde va?.
De Neruda
Te amo sin
saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo
directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo
porque no sé amar de otra manera,
sino así de
este modo en que no soy ni eres,
tan cerca
que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca
que se cierran tus ojos con mi sueño.
Y de Benedetti (el grande)
Cuando era
como vos me enseñaron los viejos
y también
las maestras bondadosas y miopes
que libertad
o muerte era una redundancia
a quien se
le ocurría en un país
donde los
presidentes andaban sin capangas.
Bueno de Benedetti, memorizo todo y se enamoró de esas patitas de
mosca con formas piramidales que eran los poemas y se enamoró de la idea e intento
leer en voz alta y quería gritar lo hermoso de un verso con sentido y tuvo una
idea una idea imposible una idea de locos una idea que escupía a la razón y
negaba la circunstancia una idea que rompía esquemas y burlaba al sistema. (y
se convirtió en rebelde)
Dijo: quiero estudiar literatura
Entonces sus padres intentaron persuadirla, su madre además
que le parecía una carrera sin futuro no le parecía que su hija diera la talla.
Su padre la observo con ojos de ternura y noto fijamente que en sus grandes
ojos negros había pasión y solo le pregunto ¿Por qué? Ella respondió viendo a
sus manos y dijo, “porque lo único que quiero es escribir”
Esa oración encerraba una batalla campal entre las palabras
y su ser, esa oración representaba el inicio de la guerra de las letras y el
final también, demostraba que no solo había vencido a su enemigo sino que también
era capaz de dominarlo.
Ese día la inscribieron
Y tal vez esta
historia no tiene un gran final, no es una gran escritora, no se ha ganado ningún
premio, probablemente nunca lo haga, es más quizás nunca la lean, pero en su afán de refutar lo irrefutable, conspiro contra la razón y desafió al destino. (dele tiempo, su destino pronto se escribirá)