Puente del incienso suicida No. 2 (Ella)

Ella estaba ahí esperando una palabra, una mano amiga, alguien que la hiciera retroceder, que la hiciera desistir de su idea de combinar sucesos con el pavimento, una palabra por favor gritaba su conciencia, mas su cuerpo se pronunciaba al vacío.
Lo triste es que no era solamente en esta madrugada, su vida entera había esperado a un héroe que le enseñara que los finales no siempre se escriben con dolor, alguien que la rescatara de los maltratos y abusos de su padre a los 6 años, lloraba como si las lágrimas fueran a revertir la conclusión del tiempo, pero no fue así, a los 10 decidió aventurarse al terror del mundo.
Así camino por el horizonte de la tierra esperando el cielo de su lado, no le pertenecía a nadie, no er
a nadie, su corazón dejo de existir su bellos ojos verdes se transformaron en oscuras pupilas de luz, y espero, (espero) alguien que la sacara de la calle fría en la cual dormía, que la sacara el aire frio de sus pulmones, pero nunca llego, finalmente cuando ella arrastrada alcanzo a salir con las fuerzas de sus nudillos de la severidad con que la atrapo la calle, las cosas parecieran mejorar.
A los 18 aprendió el oficio de lavar, era perfecto para ella, borraba el pasado con agua, como sus lágrimas le ayudaban a olvidar, limpiaba malas memorias y las dejaba a la merced del blanco del jabón, un día escucho una melodía que invadió el único sendero a su corazón, era un músico callejero, él la utilizo para inspirar canciones, se acercó a ella y le recordó que sus ojos aun eran verdes  y con un beso rustico pero apasionado le recordó a su corazón que aún existía y a su cuerpo ser receptivo ante una caricia, en cada mirada se disparaba una veta de amor y cada beso nada más que pasión,  ella lo amo, (no hay duda) él la deseo.
Con el tiempo él la poseo, sus canciones se llenaron de lujuria, y sus actos también, sus melodías las inspiraban otras mujeres y en sus pentagramas bailaban cuerpos ajenos, el músico ya no la deseaba, (pero le pertenecía), ella intento recordarle aquella melodía que alguna vez sus ojos verdes inspiro, por las noches se la cantaba al oído, pero para él, solamente era ruido un ruido insoportable que lo hacia otro, paso muchas noches amenazándola a golpes, hasta que un día la pupila verde se llenó de rojo sangre, era ilógico, ilusorio, estúpido pero pese a los golpes siniestros sobre su rostro ella lo amaba y el corazón que todo lo soporta le hacía gancho a su razón, pero ya era demasiado, de nuevo nadie la había rescatado, lo que antes pensó que podía ser su héroe se había convertido en la razón de su angustia, sus sonrisas se habían tornado borrosas y su mundo volvía hacer blanco y negro.
Cuantos pasos había dado en la vida sin que a nadie le importara, era un fantasma para el mundo, estaba ahí, pero no importaba, la utilizaban pero no la conocían.
Con su vestido manchado de sangre que escurría de su nariz salió del pequeño departamento que los dos compartían, había llorado tanto que sus lágrimas habían hecho surcos en sus mejías, su ojo se empezaba a hinchar y sentía en su estómago un golpe gigante palpitar, bajo las gradas del caserío, y empezó a caminar sin tener un destino fijo, su corazón le dolía de tal manera que no podría permanecer parada, y por instantes colocaba una rodilla en el suelo mientras limpiaba sus lágrimas, así sus paso la llevaron a este lugar, el puente del incienso, donde espero por última vez ser rescatada, alguna parte de ella esperaba que su agresor amado la tomara de la mano o que un extraño precursor del tiempo la hiciera reflexionar, y por eso espero, una hora mientras cruzaba el barandal amarillo que la dividía del abismo, al cursarlo sintió como su cuerpo adolorido sangraba por dentro (y por fuera)  su vestido floreado se había convertido en rojo carmesí, coloco el talón de sus zapatos negros en la orilla del puente, sus dos manos se sostenían de la baranda apenas con dos dedos, levanto la cabeza pidiendo esperanza, pero no la encontró, la bajo mientras su última lagrima ensangrentada caía de su rostro hacia el abismo.

Después de la lágrima…
...
..
.

Siguió ella.

Mientras caía su mente estaba en blanco y algunos hubieran esperado que una vida tan dura también hubiese tenido una caída exorbitante, pero no, fue silenciosa, como si un costal de plumas cayera al vacío, su cuerpo sin alma aterrizo a las 4:50 de la madrugada.
A las 6 la encontraron, el bombero toco sus signos vitales y la declaro muerta a las 6:15 (algunas vidas no nacen para dar esperanza) a las 7 en punto tocaron en el departamento del caserío del músico y le dijeron de su muerte, -Su mujer y el hijo que esperaba han fallecido- su rostro se tornó blanco y empezó a escuchar como gritos la melodía que un día lo inspiro, su cabeza se voltio y al tocarse el pecho sintió como su corazón se partía en pequeños pedazos no se pudo mantener en pie y cayó al suelo, el bombero solo le coloco la mano en el hombro y le dijo,
- tranquilo no sufrió.-